miércoles, 5 de mayo de 2010

UNA ALENTADORA NOTICIA ME LLEGA DESDE “EL MÁCARO”



Prof. Tulia Moriyón Mojica
C.I. 8.741.701

Hace unos días, mi corazón dio rienda suelta a una serie de sentimientos a través de lo que denominé CARTA ABIERTA A LOS MACARINOS…

En realidad, la idea inicial surgió como respuesta a una invitación formulada por la Junta Directiva de la APROUPEL Seccional “El Mácaro” a una Asamblea Intergremial para tratar el tema: “Crisis de Gerencia en el IPREM”.

Como comunicación al gremio no surtió efecto… fue simplemente ignorada… no tuve ni siquiera una nota de acuse de recibo, mucho menos una contestación… y aún menos una indicación de las razones por las cuales no se había leído en la Asamblea… si por decisión de la Junta Directiva, de no presentarla… o de los asistentes, de no escucharla… De pronto, la “comunicación” con el gremio se me volvió unilateral… y, por tanto, dejó de tener sentido… para quien se ha movido siempre dentro del diálogo y valora sobremanera la retroalimentación…

Sin embargo, a diferencia del “Coronel” que “no tiene quien le escriba”… yo recibí una gran cantidad de mensajes de profesores jubilados y activos, incluso de profesores de nuevo ingreso y de algunos integrantes del Consejo Directivo. Sus comunicaciones fueron alimento a la esperanza… fueron confirmación de la creencia de que en nuestro querido Instituto hay gente –más de la que se piensa- enfocada en el trabajo productivo, deseosa de superar los conflictos mediante el intercambio respetuoso y la acción constructiva.

Y hoy, además, recibí una alentadora noticia… el Consejo Directivo se mostró coherente, unido, sólido, ante una insólita exigencia que, antes que buscar soluciones racionales y responsables, buscaba “una cabeza”…para cortarla.

¡Qué muestra de “inteligencia” y qué sentido de oportunidad los de los proponentes!

Muy bien… hoy, la renuncia del Director… ¿y mañana? ¿Cuál otra querrán, mañana? ¿La de los Subdirectores? ¿La de la Secretaria? Seguro… la de cualquiera que no satisfaga sus expectativas del momento… Quien se conforma con soluciones tan sencillas para tan complejos problemas, siempre querrá más…

Hay una cierta sensación de poder en pedir la renuncia de alguien (como si esto no fuera una decisión absolutamente personal del potencial renunciante) que me imagino yo cuántas solicitudes similares vendrán después…

Para mí, en realidad, lo que hay tras la petición de la renuncia de un gerente, es más bien cobardía, es querer ocultar la incapacidad para “implicarse” en la búsqueda de las soluciones; es renunciar al liderazgo; es no tener fe en la fuerza del colectivo; es ser lo suficientemente simplista como para ponerle un nombre con un apellido a los problemas. Y lo que es peor, es propiciar la evasión de responsabilidades, en lugar de agotar todas las posibilidades, de hacer propicios todos los momentos, todos los espacios, todas las circunstancias para que quien tiene que cumplirlas, lo haga…

Por otro lado, en mi opinión, la renuncia –para un gerente que recibe alertas de algunos sectores de la Institución- es el camino más fácil. Al principio, puede pesar en el orgullo, pero el tiempo todo lo borra y, a fin de cuentas… ¡qué terrible carga se quita de encima el que “escurre el bulto”…!

Por esto, recibo con mucha alegría la información sobre lo acontecido hoy. Y quiero manifestarles:

- Al Director, mi reconocimiento por no caer en la provocación ni en la tentación… y mi solicitud más sentida de que retome el liderazgo y empeñe su mayor esfuerzo en trabajar de la mano con todas y cada una de las autoridades que lo acompañan en su gestión, con todos y cada uno de los gremios que hacen vida en la institución; con todos y cada uno de los docentes, de los administrativos, de los obreros, de los estudiantes… que priman, por sobre otras cosas, los más altos intereses de la Institución y la sagrada misión de enaltecer la educación venezolana.

- A los integrantes del Consejo Directivo de “El Mácaro”, en pleno, mi palabra de felicitación por la demostración de que se puede conciliar, dentro de la divergencia; de que se puede superar la desunión cuando se trata de defender la majestad de los cargos y la del máximo órgano de decisión institucional; de que se puede llegar -si hay voluntad, si hay diálogo, si hay humildad y si el caso lo amerita- a la hasta ahora casi siempre ausente de ese Consejo Directivo situación de consenso. Igualmente, mi petición de que esta disposición que hoy han mostrado permanezca en cada una de las sesiones por venir, que haya armonía, que haya respeto, que haya colaboración, que haya el desprendimiento necesario para apoyarse mutuamente en una gestión que puede –si se lo proponen- cerrar con un altísimo porcentaje de satisfacción en la comunidad institucional.

Hay tiempo suficiente para recapacitar, para reencauzar, para dejar rencillas a un lado y enfocarse en los problemas que enfrenta la Institución, pero juntos. Juntos los integrantes del Consejo Directivo; y juntos también el Consejo Directivo y todas las instancias y personas que integran “El Mácaro”.

El tiempo de Dios es perfecto y alcanza para todo, pero nos toca a nosotros demostrarlo…



Turmero, 5 de mayo de 2010

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