Con una mezcla de dolor, vergüenza e indignación la Asociación de Profesores Jubilados y Pensionados de “El Mácaro” hace oír su voz para expresar rechazo ante los repudiables sucesos ocurridos en la sede de este Instituto el día Miércoles 12 de Mayo de este año, con motivo de una reunión del Consejo Universitario de la UPEL destinada -según esperaba la comunidad macarina– a buscar solución a los graves problemas que afectan al colectivo universitario sin que su Consejo Directivo haya logrado darles la solución que la comunidad, con razón, espera y exige y que los superiores objetivos de esta institución, formadora de formadores, demandan.
La grave situación vivida el miércoles, agravada por la presencia de personas extrañas al Instituto, en particular la de un contingente de estudiantes trasladados en autobús que nada tenían que ver con la materia a discutir y cuyo comportamiento violento siembra dudas sobre sus intenciones, obliga a serias reflexiones que, en nuestro caso, no pueden ser eludidas puesto que constituimos la reserva moral de una institución cuya historia es parte del patrimonio nacional y latinoamericano con un vasto aval de realizaciones y de logros.
Lo sucedido en esa ocasión es sólo la culminación de un proceso que se ha ido agravando como consecuencia de una anarquía total y manifiesta que encuentra su expresión en la más alta instancia de gobierno de este Instituto Pedagógico sin que pueda excluirse de responsabilidad a las máximas autoridades de la Universidad, las cuales parecen ignorar lo que en una de sus principales dependencias ha estado ocurriendo como consecuencia de procedimientos despóticos, de decisiones inconsultas, de intolerancia manifiesta y permanente ausencia de consulta al colectivo académico, estudiantil, administrativo y obrero, todo ello con la aquiescencia o tolerancia de las instancias gremiales.
Al asumir la responsabilidad de pronunciarnos sobre tan graves hechos, condenando en primer término la violencia -venga de donde venga- nos creemos con derecho a exigir:
- que cese la discordia, comience a reinar la armonía y se instituya el mutuo respeto en el seno de la máxima instancia de poder macarino como es el Consejo Directivo,
- dedicándose de lleno éste, como órgano colectivo, al eficaz gobierno de la institución y a la solución de los muy graves problemas que la afectan, comenzando por la propia planta física.
- que el Consejo Rectoral, cuya pasividad en este caso resulta incomprensible, ejerza su función orientadora, supervisora y de control para que cese la situación de anarquía manifiesta denunciada.
- que sea aplicada rigurosamente la normativa existente así como los postulados éticos en todo cuanto tenga que ver con el sistema de concursos el cual, bien aplicado, constituye la garantía efectiva para el futuro, garantizando que siempre al instituto ingresen los mejores, tanto desde el punto de vista ético como del académico.
Terminamos esta exhortación, hecha con la mejor voluntad, invocando la buena historia de “El Mácaro” que fue cuna de la educación rural llenando toda la geografía nacional de maestros, directores y supervisores inspirados por la reconocida “ética macarina”, que desde 1967 pasó a constituir en Venezuela y en toda América y el Caribe la referencia válida en el campo de los materiales educativos impresos, con la colaboración y el respeto de instituciones como la OEA, la UNESCO, el Banco Mundial y el CERLALC y que, en 1977, estableció las bases para la educación indígena, de donde partió el exitoso programa de Educación Intercultural Bilingüe.
Por todo lo expresado es inconcebible que en su propio seno se instrumente y ejecute hoy una conspiración contra “El Mácaro”, pues no otra causa podría explicar los hechos y situaciones denunciados que vienen ocurriendo.
Por la Junta Directiva de la Asociación de Profesores Jubilados y Pensionados del IPR EL MACARO
Jesús Arrioja
Presidente
Jesús Castillo Secretario
El Mácaro, 17 de Mayo de 2010
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